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Sinopsis:
Hace miles de años, en el antiguo Egipto, los hombres aún son guiados por los dioses y los templos se alzan como lugares mágicos, donde las fuerzas celestes y terrenales alcanzan una comunión sagrada. Allí, donde la historia se funde con la fantasía, el faraón lucha diariamente por mantener la armonía y prosperidad de su pueblo.
Pero no está sólo. Las diosas Nejbet y Uadyet, protectoras del Alto y Bajo Egipto, defienden al monarca de los enemigos visibles e invisibles. Ellas no dudan en aniquilar a todo aquel que se atreva a amenazarlo, asegurando así que en país reine el equilibrio entre el bien y el mal.
Para cumplir su misión, las diosas necesitan de los ritos sagrados realizados por las sumas sacerdotisas de sus templos. Sin ellos, las diosas no podrían intervenir en el mundo de los hombres y por tanto, proteger a Egipto.
Pero la suma sacerdotisa de Uadyet, la diosa cobra, está, gravemente enferma y no es capaz de cumplir con los ritos sagrados. Debido a esto, el faraón ha enfermado y no puede mantener la armonía y la paz. Y sus enemigos, liderados por el ambicioso gobernador de Menfis, comienzan a actuar para apoderarse de Egipto. Urge, por tanto, nombrar a una nueva suma sacerdotisa antes que el daño sea irremediable.
Kytzia, una joven sacerdotisa que siempre ha vivido en el templo de Per-Uadyet y que no tiene más ambición que servir a su diosa, es propuesta como la próxima suma sacerdotisa, pero primero será puesta a prueba: deberá ir al mundo real, vivir entre la gente común y mantener su alma pura.
Kytzia no será informada de los planes que hay para ella, sólo sabrá que debe visitar a unos campesinos que viven en el sayd, el sur de Egipto y que luego, deberá regresar al templo. No sabe porqué, ni para qué, menos aun, que sacerdotes, sacerdotisas e incluso el mismo faraón seguirá sus pasos de regreso y estarán atentos a cada uno de sus actos, rogando a los dioses que no se aparte del camino de la luz.
